09 mayo, 2014

Egoblogger, una mente incomprendida


Basta con poner la palabra “egoblogger” en Google para que salga un listado infinito de análisis y fuertes críticas a estos personajes que, nos guste o no reconocerlo, han revolucionado la blogosfera.

Los calificativos y peyorativos inundan la red. Y no podemos negar que casi todo lo que se dice en el sentido negativo es cierto: que si no escriben bien, que si no aportan nada interesante, que todos los blogs son casi lo mismo, que no son profesionales… Son cuestiones que, como el sol, no se pueden tapar con un dedo.

Sin embargo, considero que es un error subestimar este nuevo modelo de profesionales y, más que seguir afincándonos en sus defectos, soy del criterio de v
erles el lado bueno. ¿Lado bueno? Sí, sí existe y puede ser muy beneficioso para las marcas que ni siquiera están relacionadas con la moda.

Aunque muchos crean que el cerebro en esta nueva profesión puede estar sobrevalorado, debemos reconocer que para poder llegar lejos estas chicas se lo han tenido que currar. Más ahora que la competencia amenaza con colapsar el mercado.

Antes de continuar atacando su trabajo, deberíamos detenernos a pensar en estos aspectos positivos:

· La mayoría (las que no son celebrities) son chicas como tú y como yo. No son modelos que han pasado cien veces por quirófano ni diosas sublimes. Son jóvenes normales a las que puedes ver por la calle comprando fruta sin paparazzi ni seguridad a su alrededor. Todo ello hace que la chica de a pie, esa que se considera del montón, se identifique con las egobloggers y hasta sienta que ella también puede formar parte de ese mundo alucinante de la moda. “Yo también puedo lucir así de guapa”. El nivel de empatía es altísimo.

· Una de las cosas que las firmas de alto standing deben agradecer a las egobloggers es que acercaron su marca a miles de mujeres que, hasta hace nada, creían imposible tener en su armario un atuendo Coco Channel. Eso ha permitido a las firmas ampliar su target y mirar a otros mercados.

· El interés por la moda de aquella joven que siempre se conformó con ponerse cualquier ha crecido y aunque no vaya a una tienda Christian Dior, irá a Zara, Mango o H&M porque ahora su meta es lucir bella, radiante... igual que la chica del blog que también usa esas marcas ¡Como yo!. Así que el objetivo consumista está más que cumplido.

· Son unas verdaderas influencers. Su opinión tiene mucho más peso que las revistas de belleza y moda las cuales, como bien sabemos, se mueven por la publicidad. La razón es que el mensaje lo transmite esa chica que es como tú y como yo. Alguien que incluso podrías considerar tu amiga. Sus lectoras creen fielmente que el contenido del blog no ha pasado por ningún filtro. Eso es lo que las diferencia de los medios tradicionales: se supone que no hay intereses detrás manipulando.

· “Si una bloguera logra poner en el cuello de muchas chicas una bufanda, ¿por qué no podría hacer lo mismo con un móvil de última generación?”. Esa es la pregunta que se han hecho muchas marcas no relacionadas con la moda, que han logrado colar sus productos en esos blogs aprovechando la cercanía de las ‘ego’ con su público. Hace un par de meses tuve la oportunidad de participar en un evento con blogueras, en el que HP promocionaba su sistema e-Print. Cuatro chicas fueron vestidas con trajes originales de películas como “Piratas del Caribe”, se tomaron fotos y luego ellas mismas las imprimieron desde sus teléfonos a través de la función de impresión móvil. El evento fue divulgado por las redes de sociales y en sus respectivos blogs, teniendo muchos comentarios positivos. HP logró llegar a otro público que, aunque no lo parezca, también está interesado en la tecnología. No debemos olvidar nunca que los públicos tienen necesidades muy plurales.

¿Desaparecerán pronto las egobloggers? Eso nadie lo puede afirmar. A lo mejor muchas abandonen la batalla y sólo las mejores sobrevivan. Lo que sí está bien claro es que las marcas no deberían desestimar este recurso en su estrategia de relaciones públicas y tener siempre en cuenta que estas chicas atienden un mercado al que sólo ellas han podido llegar y mantener.

Reportaje de El Mundo publicado en marzo de 2013

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