20 noviembre, 2016

Los grandes conglomerados mediáticos fracasan ante Trump


Es lamentable decirlo pero en todas las elecciones hay grandes grupos mediáticos que se entregan en cuerpo y alma a un determinado partido y se convierten los principales paladines de la campaña, logrando, en muchos casos, inclinar la balanza a favor del candidato por el que apuestan, bien sea porque simpatizan con su ideología o porque hay pactos económicos detrás (o ambas cosas). Una realidad bien sabida que hemos tenido que aceptar con resignación.

La irrupción de Donald Trump ha supuesto un quiebre de esta tradición y la ruptura de las principales teorías de que el Cuarto Poder lo mueve todo. Un magnate de ese calibre podía haber tenido a todos los grandes grupos a sus pies, haber comprado a las principales cadenas y haberlas convencido para se sumaran a su tan polémico proyecto. Pero ha sido todo lo contario.

Las principales corporaciones mediáticas – que son seis y cuya influencia colonizadora se extiende por todos los rincones del mundo-- se convirtieron en los más acérrimos enemigos de Trump, gestando toda una campaña de desprestigio que sacaba a relucir lo peor del multimillonario y, a la vez, intentaba vendernos la idea de que Hillary Clinton era una digna representante de los seres humanos de bien.

El plan orquestado desde los laboratorios mediáticos más poderosos del mundo –esos mismos laboratorios a los que, irónicamente, el poder blando americano debe su subsistencia—se ha desmoronado en cuestión de horas, cuando la América blanca, la América profunda, la América ignorada por los ejecutivos de los medios, dejó claro el pasado 9 de noviembre que la manipulación de esos conglomerados tenía unos límites más estrechos de los que nadie se podía imaginar.

Es difícil para cualquier profesional decir a ciencia cierta en qué han fallado estos conglomerados que, hasta hace nada, se veían invencibles. Son muchas las variables de todo tipo que habría que analizar. Sin embargo, existe una serie de realidades que nos pueden dar luces del porqué de este estrepitoso fracaso:

Son de la vieja escuela

Los medios de comunicación han sido generalmente asociados a la vieja política de la que precisamente están cansados muchos estadounidenses. El papel de outsider que ha tenido Trump le ha permitido presentarse ante sus ciudadanos como una alternativa a las elites del poder que controlan esos medios. Precisamente, ha sido el único que ha tenido las agallas de enfrentarse a esos conglomerados y hasta les ha acusado de destruir la democracia.

Muchos se han afincado a hablar de la estrategia de comunicación de Trump como si hubiese innovado en algo, cuando en realidad no ha habido nada nuevo bajo el sol porque hasta ha utilizado la misma consigna que Ronald Reagan en 1989: “Make America great again”. La única (gran) diferencia es que el mensaje de ahora se ha enmarcado en un contexto de decepción política devenida de la crisis de 2008, que ha perjudicado notablemente a la América profunda que vive en los estados y pueblos a los que no va ni Dios. La América de Homer J. Simpson, llena de familias que se mantienen aisladas de la realidad mundial, que pregonan patriotismo –pese a que no saben ni qué estado tienen de vecino-- y que quieren recuperar esa nación que, según ellos, “los de afuera” les han robado injustamente. Esa América que no se siente –ni se ha sentido nunca-- representada en su totalidad por los seis chicos simpáticos de Friends (Nueva York para ellos queda infinitamente lejos, es casi una ficción), ni comprende la sabiduría Larry King (porque ese señor no habla de lo que pasa en su pueblo), ni sabe que existen científicos como Sheldon Cooper. Son los de la música country y los que opinan que la abolición de la esclavitud es un error histórico. Son los que ven el telediario local y leen el diario del pueblo como lo hace Homer, Peter Griffin y Hank Hills. Son la América que se siente abandonada por los burócratas de las grandes ciudades, los de la “Capital City”.

Su realidad está muy alejada de Trump, es cierto, un multimillonario que vive como un marajá y que no sabe lo que es trabajar para hacerse rico. Pero su discurso ha llegado al corazón de esa América relegada por los intelectuales que hablan en las poderosas cadenas de temas que pueden hasta sonar muy elitistas.

Campaña en contra… pero a favor

Que hablen mal, pero que hablen. Salvador Dalí dijo esta frase que seguirá vigente hasta el fin de los tiempos. Trump supo sacar provecho a esa imagen endemoniada que engendraron los conglomerados y la usó para demostrar a sus votantes que no estaba equivocado cuando decía que esos medios atentan contra la democracia. Además, el hecho de que una cadena de corte tan republicano como FOX News fuese blanco de los ataques de Trump le permitió mostrarse como el candidato más neutral de la contienda. Nadie asociado a las élites mediáticas era de su simpatía.

Trump fue tan independiente de los medios que existe una brutal brecha entre la inversión hecha por Hillary Clinton y lo que ha desembolsado el ahora presidente electo: hasta días antes de las elecciones la candidata demócrata había invertido 211,4 millones de dólares en anuncios de televisión, mientras que el republicano sólo había gastado 74 millones.

Pero el dato más relevante es que el valor publicitario de Trump era muy superior al de Clinton, como podéis ver en las cifras de mediaQuant que muestro a continuación:


En conclusión: los conglomerados “regalaron” miles de millones de dólares a Trump en campaña electoral en medio de su desesperación por evitar su triunfo.

Creer que el votante de Trump es idiota

Los grandes medios se equivocaron si creían que las campañas agresivas de toda la vida iban a ser efectivas con un candidato que rompe con todos los moldes de la política tradicional. Pero el principal error fue haber sobreestimado su poder frente a gente que, estemos de acuerdo o no, tienen su propio criterio, pese a su bajo nivel de educación. Se equivocaron también al pensar que por el hecho de controlar el 90% de los medios estadounidenses podrían controlar sus mentes.

Cuando la gente quiere un cambio y cree que ha conseguido la vía para alcanzarlo, difícilmente se deja lavar el cerebro.

Falta de credibilidad

Otro elemento que hay que añadir es que para la mayoría los medios han perdido credibilidad y se han convertido en un espectáculo masificado. La gente sabe de antemano que cualquier cosa que dicen es porque hay algún interés detrás. Me atrevo a decir que ya muchos ven esos programas como lo que tristemente son: un show. Materia prima del entretenimiento. Y si alguien sabe de eso es Trump, uno de los paladines de la telerrealidad en la televisión.

Las cosas han ido cambiando en los últimos años a medida que ha ido creciendo la decepción política y de que los ciudadanos no vieran reflejados sus problemas en los mensajes que difunden los conglomerados. Pero Fox, NBC, CBS y ABC (añado Univisión, la cadena latina líder en EEUU) ciegamente siguen confiando en los modelos tradicionales de lavado de cerebro.


La gente está cada vez más consciente de que esos señores de corbata usan la radio y la televisión para vender sus intereses y los de Wall Street (el de la América profunda no tendrá estudios, pero sabe perfectamente quién está de su lado). De hecho, esto ha sido clave para el triunfo de Trump: alejarse hasta de Wall Street y de los empresarios multimillonarios, y sacar gran parte del dinero de la campaña de su propio bolsillo. Apeló a la filosofía de: Si quiero algo me lo pago yo, no lo mendigo… una filosofía que enamora porque pone en relieve al hombre luchador y nada paternalista, que todo lo que quiere lo logra por sí mismo, a diferencia de Hillary que pareciera que la prensa hacía el trabajo por ella.

Quedan muchos aspectos en el aire, pero esto es en resumen lo que podemos concluir de lo que sorprendentemente ha ocurrido en Estados Unidos con los colonizadores de la mente en el mundo. Creo que después de esto los medios deberían replantear sus estrategias y comenzar a ser más inclusivos y menos ficticios a la hora de dirigirse a la gente. Si, además, dejan de lado los programas parodia que humillan a la América profunda, sería mucho mejor.

Si queréis saber sobre los conglomerados mediáticos, os invito a ver esta infografía que ha creado un padre bloguero y que ha dado la vuelta al mundo por ser una fotografía muy clara del control que tienen (o ya no tanto) las grandes corporaciones sobre nuestras mentes.

0 comentarios :

Publicar un comentario

Created By Sora Templates